El anuncio del control de precios pone en debate el tipo de economía que vivimos. Si se trata de una economía libre, sería un contrasentido. No es una economía central planificada, puesto que hay muchos jugadores en el mercado, pero hay aspectos de la vida cotidiana cada vez más regulados.
El Decreto Presidencial 1438 se aplica para algo más de 40 productos, entre ellos la leche, la papa, el arroz flor, la avena y los choclos. Además, se enlistará la carne. No es la primera vez que se establecen precios controlados. Es más, no ha sido una prerrogativa de este Régimen autoproclamado de izquierda. Antes lo hicieron en el Gobierno del Partido Social Cristiano. “Mano fuerte, brazo de hierro”, se prometió en los ochenta, y la lucha contra la especulación no fue fácil. El go- bierno de Rodrigo Borja impulsó las ferias libres.
Hoy se promete estudiar precios referenciales, los vigentes durante los últimos tres meses, pero la técnica aconseja un precio para cada producto de acuerdo con su realidad productiva: costo de la tierra, fertilizantes, calidad de la semilla y la variable evidente del costo de la mano de obra. Lo técnico sería consultar con los entendidos antes de forzar una cifra que la realidad contradiga.
El contexto continental, Venezuela y Argentina intentan controlar precios para evitar una inflación disparada, caso que no es, ni mucho menos, el del Ecuador, donde la cifra oficial anual para alimentos se sitúa en 5,81%.