El inicio de un gobierno llega cargado de ilusiones, de frescura y de cambios que siempre la gente aspira a que sean positivos.
El advenimiento de un técnico con amplia formación económica y con innegable vocación política como Pedro Pablo Kuczynski marca premisas nítidas y tiene un gabinete competente.
Es indudable que Perú apuntó a una continuidad en las políticas económicas y así fue desde hace rato, con los presidentes Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala.
Así es hoy con las propuestas de Keiko Fujimori y el presidente electo, Kuczynski. La señal es clara en esa línea. Nadie desconoce que el Perú tiene un nombre de seriedad con base en la confianza sembrada y la apertura a la inversión extranjera que seguramente continuará el nuevo Gobierno.
El talón de Aquiles del modelo ha sido la inequidad y la existencia de millones de pobres, pese a los esfuerzos continuos por superar esta realidad.
Aparejado al tema de la pobreza y la inequidad está el de la seguridad, un problema de Estado que, como señalan los analistas y los principales medios, genera consensos en todos los actores políticos sin excepción y será uno de los primeros retos a vencer.
El Presidente deberá superar cualquier obstáculo con alianzas parlamentarias donde la fuerza de la candidata a la que venció es innegable en atención a sus resultados en el Congreso (primera vuelta). Kuczynski tendrá otro gran reto en la gobernabilidad.