Un cierre del flujo de recursos del régimen de Nicolás Maduro anunció ayer el Gobierno estadounidense.
La medida es directa y puede quitar buena parte del oxígeno al gobierno autoritario que ejerce Nicolás Maduro, con el respaldo del mando militar.
La decisión va contra la estatal petrolera venezolana (Pdvsa). Los USD 7 000 millones de sus cuentas serán bloqueados hasta que el poder pueda ser transferido a un gobierno de transición o a un nuevo gobierno elegido según las normas democráticas, explicaron las autoridades.
La filial en EE.UU., Citgo, podrá seguir sus operaciones siempre y cuando sus ganancias se depositen en una cuenta bloqueada en ese país. Las posibles ventas se estiman en USD 11 000 millones este año.
Ese flujo inmenso de recursos ha permitido a los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro seguir hablando de revolución y antiimperialismo, pero al mismo tiempo hacer jugosos negocios en EE.UU.
La decisión ocasionará, con seguridad, severos problemas al Régimen, que ve cómo la comunidad internacional se divide en la aceptación cada vez más amplia al Presidente interino o el apoyo a Maduro. El objetivo de la sanción, según se señala, es evitar que haya fuga de dinero.
EE.UU. también llamó a la cúpula militar a aceptar la nueva realidad, a dejar de apoyar a Maduro y permitir su salida. Mientras tanto, dos diplomáticos de alto nivel (el agregado militar en Washington y la cónsul en Miami) tomaron ya distancia del Régimen de Caracas.
Es verdad que el apoyo de Rusia y China -el primero de modo explícito, el segundo, más silencioso- muestran que la salida al conflicto interno no será fácil, pero el punto al que han llevado a Venezuela parece no tener retorno y los pronunciamientos de la comunidad internacional son cada vez más contundentes.
En esa línea, Gran Bretaña, España, Francia y Alemania piden una salida con elecciones libres, algo que seguramente Maduro y el chavismo no son proclives a aceptar, ya que se acostumbraron a ir a las urnas manipulando a su favor los resultados.