Las nuevas directrices emanadas del Ministerio de Defensa se concentran en proteger la frontera norte.El criterio del ministro Ricardo Patiño debe tomarse en forma metafórica. ‘Blindar la frontera’ es una intención que denota conciencia de la vulnerabilidad de la zona y la necesidad de protegerla.
Tampoco se debe creer ingenuamente que se trata de un muro humano que cierre ‘metro a metro’ la larga frontera, de más de 700 km, que separa a Colombia de Ecuador. La frontera atraviesa la selva costera, la montaña, las altas cumbres y la selva amazónica, con todas las complejidades topográficas y naturales que conlleva. Esas mismas condiciones vuelven penetrables los límites fronterizos.
Esas vulnerabilidades permitieron que Angostura -un destacamento clandestino de las FARC- albergara a un máximo jefe del grupo narcoguerrillero: alias ‘Raúl Reyes’.
La incursión inadmisible del Ejército de Colombia en territorio ecuatoriano creó entonces tensiones diplomáticas.
Hoy la situación es diferente. Ecuador se esfuerza por evitar la penetración de irregulares, como lo reflejó ayer una crónica de este Diario. Muchos hombres con entrenamiento en combate y en el uso ilegal de la fuerza podrían desvincularse de la guerrilla y asociarse con bandas criminales (Bacrim) que operan en distintos puntos de la geografía colombiana. La intención del Gobierno ecuatoriano es buena; su aplicación práctica, compleja.