Uno de los tesoros de Quito y su entorno montañoso son los parques. Las 1 800 hectáreas de áreas verdes distribuidas en la longitudinal geografía capitalina son un regalo natural que hay que cuidar.
Hay cinco grandes zonas de recreación natural: el Parque Metropolitano, La Carolina, El Itchimbía, el Parque Lineal y Las Cuadras, amén de centenares de pequeños parques en los barrios.
Es importante que los ciudadanos nos apropiemos de los espacios públicos. Solamente si se desarrolla ese sentido de pertenencia será posible una obra colectiva. Poner la basura en su sitio, preservar la seguridad ciudadana y en suma hacer de los parques el mejor lugar para el descanso, el deporte y la recreación.
Hay parques que se llenan de basura. Muchos sitios son usados como letrinas y carecen de basureros. Lamentablemente, cuando se renueva los botes de basura enseguida son destruidos. No hay vigilancia ni cuidado suficiente.
Además, hace falta una adecuada señalización y preservar espacios propios para los peatones y corredores, otros distintos para los veloces ciclistas que muchas veces están a punto de atropellar a los visitantes de a pie, y otros sitios destinados para las mascotas.
Todo ello hace imprescindible también una acción concertada desde el Municipio. Es bueno que los parques tengan iluminación y que se los dote de cámaras de seguridad. Muchas veces se ha denunciado la presencia de grupos de jóvenes que beben. Se denuncia, además, asaltos frecuentes.
Una vez que el Concejo ha tenido el suficiente tiempo para asumir sus responsabilidades y reorganizarse internamente, debe aterrizar su oferta de espacios públicos sin alcohol, sin basura y sin delincuencia.