Era esperado que el Mercosur, foro natural al que pertenece Paraguay desde su fundación, emitiera una resolución que tiene más de política que de efectiva, tras el cambio de gobierno en ese país.
La reacción política de Unasur fue en tono menor, parecida a la de Mercosur, y anunciada apenas por el Canciller de Argentina. La destitución del presidente Fernando Lugo, admitida por él en primera instancia y acatada públicamente, produjo una reacción continental especialmente por la rapidez de la votación.
Muchos gobiernos reaccionaron con indignación ante el suceso político. Poco importó la soberanía de ese país ni pesó que en otros países de la región, cambios y sucesiones ocurrieron en el pasado reciente con menos argumentos y procedimientos jurídicos que los observados en Paraguay.
Lo primero que ocurrió es que a la cita de Mercosur de Mendoza no asistió la delegación oficial de Paraguay. Los presidentes de Argentina, Brasil y Uruguay acordaron una resolución de solidaridad con el ex presidente Fernando Lugo -que estuvo allí-. La medida en lo formal excluye a Paraguay hasta la próxima elección presidencial en el 2014, y abre las puertas par la inclusión de Venezuela. Habrá que ver el real impacto y repercusiones en el comercio entre esas naciones vecinas y Paraguay, que es proveedor de energía hidroeléctrica abundante en proyectos multinacionales compartidos.
Acto seguido el foro de Unasur, más numeroso, con una representación presidencial de ocho de los 12 países integrantes, replicó la exclusión, que en la práctica no tiene implicaciones, más allá de la decisión unilateral de algunos países como Ecuador que decidieron retirar sus embajadas en el país mediterráneo. El caso de Paraguay seguirá siendo noticia en los próximos días.