Las Fuerzas Armadas reclaman un nuevo papel en el orden interno. La Constitución de Montecristi limita ese papel. El Artículo 158 establece que la misión fundamental de las FF.AA es la defensa de la soberanía y la integridad territorial.
En el acto conmemorativo de los 189 años de la Batalla del Pichincha, el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas resaltó que los conceptos y aplicaciones de seguridad y defensa han variado por las vigentes amenazas internas.
El general Ernesto González dijo que “a las concepciones de defensa externa deben incorporarse las de orden interno con toda su conflictividad (…). Las FF.AA. no pueden abstraerse de apoyar al Estado en el control y mantenimiento del orden interno, en el apoyo a la gestión de riesgo y a entregar nuestro aporte al desarrollo nacional”.
El Jefe del Alto Mando militar hizo alusión al tema del narcotráfico. Ciertamente es un asunto complejo, de hondas aristas internacionales, que tiene que ver con mafias y mercados externos y con severas implicaciones locales con carteles en formación o en operación, sicariato y narcolavado.
Las tareas múltiples en las zonas de frontera, la preservación de la línea fronteriza, ya de suyo complicada en atención a operaciones ilegales de fuerzas irregulares en el vecino país norte y la historia de detección y desmantelamiento de campamentos irregulares en territorio nacional, son tareas que exigen un gran nivel profesional de nuestras FF.AA.
Mientras la Carta Constitucional asigne a otro estamento de la Fuerza Pública, como la Policía, la responsabilidad de la protección interna y el mantenimiento del orden público, involucrar en esas tareas a las FF.AA. tiene sus riesgos.