Se había pensado que la pandemia traería con el tiempo movilizaciones sociales. La crisis laboral, la inflación, las complejidades de la organización social están bajo serios cuestionamientos. Para muchos ‘futurólogos’ sería el inicio de un nuevo orden mundial, algo que se está predicando desde hace mucho. Fundamentalmente, lo han visto como el fin de la democracia; mejor aún: como la carta
de defunción del capitalismo.
De algún modo parecía que así sería. Fue en los países capitalistas donde comenzaron las primeras protestas. De hecho, una de ellas fue en el país capitalista por excelencia: Estados Unidos, primero en contra de las restricciones por el covid-19, luego con un ataque de los grupos más retrógrados de la ultraderecha para impedir la derrota de Donald Trump, en las elecciones presidenciales. Luego, en América Latina, las hubo en Colombia y en Ecuador, país que por cierto nunca dejó de ser capitalista pese a calificarse de socialista durante una década.
Ahora llama la atención del mundo lo que ocurre en China e Irán, países a los que se les cuestionan sus sistemas políticos y, al menos en Occidente, no se los considera democráticos. En Irán, se conoce, hay fuertes protestas por la situación de la mujer, luego de que muriera Mahsa Amini, de 22 años, tras ser detenida por la Policía de la moral iraní, por no seguir las normas sobre el hiyab. Desde entonces, en varias ciudades de ese país han existido levantamientos que han tenido respaldo en los estadios del Mundial Catar 2022. La represión en esa nación dejó al menos 342 muertos y más de 15 000 detenidos.
En China, en cambio, una buena parte de la población protesta contra la férrea política anticovid. El país no ha modificado las cuarentenas masivas en las ciudades. Estar encerrados del modo que se hizo al inicio de la pandemia, en 2020, es algo que difícilmente las personas pueden soportar durante más de cuatro meses, y menos con escasez de alimentos. Muchos piden la salida del presidente Xi Jinping. Pero quizá ese fue el problema: no todo se debe enfrentar con restricciones y menos las extremas.