Las protestas iniciadas en abril en Nicaragua se expanden y la represión sube de tono. Van 83 muertos y 800 heridos.
Ayer, una marcha de madres de los jóvenes masacrados en las protestas populares fue foco de atención, y el miedo cundió cuando se escucharon tiros.
Mientras tanto, los empresarios más importantes, aliados del Gobierno, enviaron un comunicado al comandante Daniel Ortega. Ellos consideran que se deben adelantar las elecciones.
Las manifestaciones, que se iniciaron como rechazo a las nuevas normas de la seguridad social y la disminución de la edad de jubilación, fueron subiendo de tono y se disparó contra los civiles desarmados, se violentó los predios universitarios y la Policía y los francotiradores hicieron una cacería humana que cobró muchas vidas y dejó dolor.
Ortega llegó al poder por primera vez al derrocar a una tiranía sangrienta y represiva en 1979, ganó luego varias elecciones y perdió otras, pero consolidó un sistema de concentración de poder conocido en nuestro continente por sus efectos lesivos a la democracia, la voluntad popular y la alternancia.
De los nueve comandantes que le acompañaron en el primer Gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional, solo queda a su lado uno. Los demás, con decenas de altos dirigentes sandinistas y líderes populares, se convirtieron en disidentes y críticos de lo que se considera una dictadura disfrazada de democracia. Ahora Ortega abre el diálogo, pero quizá ya es tarde.