En la última semana corta de 2014, en las fiestas de fin de año, el Gobierno subió los aranceles para los productos tecnológicos.
Las urgencias económicas obligan al Régimen de Rafael Correa a buscar dinero por doquier para atenuar el impacto de la caída de los precios del petróleo.
Al recorte fiscal y el posible recorte de la inversión pública le siguen las medidas de control del comercio exterior para limitar las importaciones. Se trata de evitar que salgan divisas.
Primero fueron los cupos en los automóviles importados, las restricciones impositivas a los licores . El impacto llega al mundo de la tecnología.
El documento del Comité de Comercio exterior (Comex), fechado el 29 de diciembre, incluye un listado de 588 productos con alzas arancelarias. Para el caso que mencionamos el impuesto subirá del 5 al 15 por ciento.
Sabemos de los aprietos económicos del Gobierno pero si se gravan en mayor medida los elementos de la tecnología los afectados son amplios sectores.
Se trata de instrumentos tales como computadoras, teclados, memorias, copiadoras y registradoras. Estos aparatos son indispensables para los negocios de las grandes y las pequeñas empresas, para las personas que hacen trabajo profesional individual y además para los estudiantes de colegios y universidades.
En un país donde se proclama las virtudes de la era de la sociedad del conocimiento y la conectividad sería todo un contrasentido. Al menos debiera pensarse en exoneraciones estudiantiles.