El Alcalde de Quito y los representantes de los gremios del transporte llegaron a un acuerdo que parece saludable.
No se puede perder de vista el objetivo: mejorar la calidad del servicio de transporte que prestan operadores privados.
Hasta 2014 el Gobierno subsidiaba la tarifa para que no subiera. El argumento: cuidar la economía popular. En esa línea Mauricio Rodas sintoniza y no ha cedido a la aspiración de los empresarios de subir las tarifas; se mantienen congeladas.
Como contraparte, ante la realidad del alza de insumos del transporte, el Cabildo se compromete a supervigilar unas mejoras y en torno a su cumplimiento llegar a un subsidio de hasta USD 1 000 por unidad cada mes a aquellos que alcancen todas las nuevas exigencias en función de la comodidad de los pasajeros y la aludida calidad del servicio.
El Municipio deberá contar con USD 20 millones cada año, y se vendrán ajustes en los gastos ya presupuestados.
La gente se queja de la mala calidad, los choferes, de las bajas tarifas. Si se cumplen los compromisos, habrá hasta el 2017 un cambio substancial. Control, cobertura, buen servicio y facilidades para los discapacitados. Se ha ofrecido la implantación de un sistema inteligente para monitorear el servicio y se planea universalizar la caja común.
Parece una buena noticia. Quizá habría que agregar un compromiso para renovar el parque automotor. Y se deben apuntalar otros proyectos de transporte público masivo; es urgente.
Ahora los concejales tienen la palabra.