La expansión de la pandemia amerita una lucha coordinada. Junto a la participación activa de la comunidad y la autoridad, los esfuerzos de la ciencia y la academia son bienvenidos.
Solo un país unido y consciente y un conglomerado humano proactivo, con una autoridad inteligente a la cabeza y médicos y académicos acuciosos, serán factores para cercar al covid.
El Ecuador afronta su noveno mes desde el aparecimiento del coronavirus con distintos rangos de intensidad de contagio, variaciones en uso y disponibilidad de camas de hospitales y cuidados intensivos.
Quito se ha mostrado particularmente vulnerable. Sus amplias zonas populosas han sido espacios de aglomeraciones. Las ventas ambulantes y la circulación no siempre son escrupulosas en el cuidado sanitario.
Todo ello ocurre sin que se desconozca que mucha gente debe movilizarse, trabajar y conseguir algún dinero para paliar la situación económica, más aguda a mediados de año, con despidos y más desempleo.
La aplicación del estado de excepción y las medidas coercitivas y de vigilancia se extremaron pero los ciudadanos reaccionaron cansados unos, incrédulos otros y colaborativos, una amplia mayoría de ellos.
Pero ese juego del gato y el ratón se agotó. Es indispensable rescatar el espacio de solidaridad comunitaria y vigilancia y cuidado de los vecinos en la adaptación al extraño modo de vida que llevamos ahora forzados.
La verdad es que lo que se ha visto a nivel nacional fue más crítico para el caso del Distrito Metropolitano de Quito, donde se ha notado una carencia evidente de liderazgo e ideas.
Sin embargo la comunidad médica ha soportado sobre sus espaldas los peores momentos de la pandemia y sigue trabajando con denuedo.
Mientras, la academia y la ciencia hacen lo suyo y se esfuerzan. Inventivas como las pruebas PCR por iniciativa de universidades, de antígenos y otros estudios profundos, contribuyen detectando nuevas cepas del covid-19, por ejemplo, y supliendo la escasez de pruebas que primero, se dijo, llegaron en abundancia y hoy lucen insuficientes.
Todo esto debe coordinarse para bien de la comunidad y trabajar unidos y en una sola dirección, con fuerza y sin descanso, hasta que florezcan las vacunas a nivel mundial.