El margen de maniobra en la consecución de dinero para financiar la caja fiscal cada vez se vuelve más crítico.
El domingo, en el límite del plazo legal para tratar el proyecto, una mayoría de votos en la Asamblea decidió negar y archivar el documento enviado como económico urgente.
La temperatura política fue subiendo de tono. Los legisladores no se sintieron cómodos con un cuerpo legal tan voluminoso (más de 400 artículos) que modificaba más de 20 normas vigentes.
De entrada, oponiéndose a cualquier iniciativa del Gobierno y por tratarse de ese solo hecho, el correísmo anunció su negativa.
Otro partido influyente, el Social Cristiano, maneja desde hace años la teoría de no aumentar impuestos. Esta vez también ejerció, por medio de sus portavoces, duras críticas a la iniciativa presidencial.
Con otros votos de los bloques minoritarios contra el proyecto luego se sumaron voces provenientes de la propia bancada oficial; dos se abstuvieron de apoyarlo. La cuerda se tensaba y en las últimas sesiones de la comisión que trató el tema ya se mostraron severos desacuerdos.
Sin los USD 737 millones a los que aspiraba el Ejecutivo; con la llave cerrada en cuanto a la liberación del precio de los combustibles -lo que causó una protesta colosal que afectó la estabilidad del propio Gobierno y que mantuvo al país en vilo atentando contra la paz pública-, la hoja de ruta se complica cada vez más. No hay dinero y el déficit fiscal mostrará su rostro más agrio.
La gestión política falló a tal punto que el Gobierno no pudo contar con los propios votos completos de su movimiento; pero al mismo tiempo quedó en entredicho el acuerdo legislativo, logrado en mayo último.
Ahora se habla de un nuevo proyecto tributario. Luego podrían llegar otras reformas, pero el margen de gobernabilidad se achica.
El Vicepresidente se reunirá con el Presidente para analizar el tema. Las dudas son legítimas: si en un año y más de diálogo no se advirtió la temperatura política y social, ¿qué garantía se tiene de una acción eficaz?