El país vive una evidente contracción. La gente gasta menos y el Estado -cuya incidencia económica fue considerable- también reduce su dinámica.
Hace poco tiempo, el Régimen logró la aprobación de una ley impositiva apalancada en la circunstancia de los estragos de los sismos de abril.
En esa nueva ley, el Impuesto al Valor Agregado, IVA, situado tradicionalmente en el 12%, se incrementó al 14%.
Aún así, el dinero recaudado por este impuesto durante julio disminuyó, si se compara con igual período del año 2015. Hablamos de USD 386 millones, frente a USD 369 millones de igual período mensual del año pasado.
El gasto estatal, ahora contraído y con pagos a proveedores que experimentan atrasos y obras detenidas frente al ritmo de antes, muestra un freno. El Estado ha sido motor de la economía, tanto por la obra pública cuanto por la concepción del modelo en el que creyó el Gobierno durante una década.
Los consumidores toman también precauciones, ahorran frente a la situación económica, lo cual significa menos gasto y menos tributación.
Pero en materia de la recaudación tributaria del primer semestre hay que consignar un aumento temporal, ya que por la ley solidaria los trabajadores y empleados entregan al Estado una parte de sus ingresos. Se subió de USD 1 198 a USD 1 272 millones en comparación con 2015. Todo, mientras el Gobierno sostiene que los tiempos difíciles empiezan a revertir.