Ecuador vivirá este fin de semana el momento de mayor restricción de tránsito desde que se inició la pandemia.
Tras el toque de queda y la decisión de un solo día semanal de circulación, la restricción del fin de semana es un intento de contención total. Hoy no circularán los automotores, excepto los que tienen salvoconducto para labores específicas.
Cuando el sinceramiento de las cifras de contagios y muertes se va ajustando en función del mayor número de pruebas (que aún siguen siendo pocas), se trata de frenar a raya la expansión del coronavirus.
La tragedia de Guayaquil ha sido de una magnitud nunca vista. Guayas, Pichincha, Los Ríos, El Oro, Manabí, Azuay, Cañar y Chimborazo muestran datos crecientes.
Por esta razón, el semáforo que marcará a futuro la normalización parcial , seguirá en rojo. Total.
Quito, por su tamaño y actividades, se ha vuelto una ciudad compleja de controlar. Los esfuerzos de policías y soldados se ven durante 24 horas.
En los extremos sur y norte de la alargada ciudad hay puntos críticos. Los vecinos no acatan en su completa dimensión el confinamiento.
Los controles de tránsito y en los mercados muestran más rigor y un esfuerzo loable del Cabildo, pero la propia comunidad debe cooperar.
Las cifras hablan solas. Citamos algunas: Cotocollao, 37; Iñaquito, 35; Chillogallo, 34; Calderón, 29; Conocoto, 28; Belisario Quevedo, 21; Chimbacalle, 20. Suman 579 los casos de contagios en Pichincha.
Solo el aislamiento social, el confinamiento y la disciplina podrán contener los contagios y con ello disminuir, en la mayor medida posible, los casos severos y hasta mortales.
Por ahora lo primero es la salud, la vida. Además las iniciativas solidarias que se multiplican deben ser los paliativos para el rigor de la dura crisis en los sectores más pobres.
Vendrán nuevas decisiones en materia de salud pública que cabe observar y acompañar. El control que haga cada municipio es crucial.
Los días que les ha tocado vivir al Ecuador y al mundo son graves. Salir adelante es tarea de todos.