Hoy, mañana y el jueves serán días claves para que los candidatos presidenciales trabajen en consolidar su votación.
La segunda vuelta electoral se vino corta pero intensa. Luego de la fecha de prohibición de publicar encuestas, el principal tema de discusión fue la realización o no de un debate presidencial, que terminó por bloquearse.
Ya se ha comentado que lo ideal es jugar con las cartas sobre la mesa para que las propuestas sean calibradas de modo abierto por la opinión pública.
Las marchas, caravanas y concentraciones, así como la presencia de los actores alrededor de las candidaturas finalistas en los medios de comunicación, tratan de llegar a ese importante porcentaje del electorado que todavía está indeciso. Este grupo, a la hora de contar los votos, puede ser definitiva para determinar al ganador en un escenario de intensa disputa.
Las estrategias se analizan con precisión de relojería y los equipos y aparatos políticos saben que a esta hora, figuradamente, un resbalón es caída.
La ciudadanía espera que se respete la voluntad popular, que la cadena de custodia de los materiales electorales y de los votos no se rompa para evitar cuestionamientos como los que se tejieron alrededor del comicio pasado.
El país requiere un resultado transparente, oportuno y suficiente para que el próximo mandatario empiece, desde el primer día, a hacerse cargo y resolver las dificultades enormes con que asumirá el mandato el 24 de mayo.