Ecuador va asimilando la nueva realidad de salud pública. Seis casos de coronavirus y varios seguimientos.
Ya se sabe que la paciente internada en estado crítico vino de España. Los responsables de Salud han ampliado el cerco epidemiológico inicial. Aíslan a personas que hayan tenido contacto o experimenten algún síntoma preocupante y les realizan minuciosos exámenes.
Varios familiares de la mujer contagiada están en observación y deben guardar aislamiento domiciliario. Los médicos deben revisarlos con periodicidad. Además, hay un caso de otra mujer en Cuenca que requiere puntual seguimiento.
Las autoridades hacen bien en emitir mensajes de precaución y la idea es que los ciudadanos puedan confiar plenamente en los sistemas de salud pública y tener contacto fácil.
Muchas personas se preguntan si los centros médicos están suficientemente dotados. Si tienen medicinas y equipos y pueden eventualmente ordenar, desde cualquier parte del territorio nacional, un examen que haga las pruebas de contraste.
Responder a esas y otras inquietudes es parte de la labor que le sobreviene a pasos agigantados al Ministerio del ramo y a los organismos activados en el protocolo en marcha.
A esta hora, otro llamado importante es a la ciudadanía. Nada se saca con generar inquietud y dejar desabastecidas las perchas de jabón líquido, gel y hasta mascarillas.
Protegernos cada uno de nosotros sin pensar en el bienestar colectivo es una exageración y puede rayar en la irresponsabilidad social.
Pero la condena general debe recaer sobre los inescrupulosos e irresponsables que lanzan noticias falsas (las llamadas ‘fake news’).
Así, aprovechan la inocencia y hasta ingenuidad de la gente que cree a pies juntillas en todo lo que pasa por las redes sociales. Inventan noticias alarmantes, tratan de hacer daño político al Gobierno y falsifican la imagen de medios de comunicación.
Un llamado a la gente a informarse por medios serios y a la autoridad a investigar y sancionar a quienes recurren a tácticas execrables.