Finalizó el estado de excepción pero no los riesgos de los contagios de covid. La situación está al límite, por falta de camas en hospitales y espacios en unidades de vigilancia intensiva.
La pandemia no ha pasado. El final de esta peste, que se ha llevado vidas y destruido familias y economías, aún está lejos. Lograr atenuar sus efectos nocivos depende de una combinación asertiva de medidas gubernamentales a nivel nacional y de gobiernos descentralizados, y de extrema precaución familiar y personal.
Los niveles de contagio y de expansión del virus y sus efectos graves para la salud continúan letales. La situación ha llevado en otros lares a nuevos confinamientos y a restricciones mayores. En Europa y Argentina se retomaron mayores controles, ante el desborde.
Otra vez la dicotomía entre preservar la salud y la vida y aniquilar la producción y la economía. Un dilema que no tiene un punto intermedio, o al menos ha demostrado ser poco efectivo a la hora del combate.
En momentos duros, el país vivió confinamiento total y luego medidas de excepción y toques de queda. Las limitaciones legales y una poco hábil política de cabildeo para llegar a acuerdos de límites y alcances de las medidas fue puesta a prueba y ha fracasado: la Corte Constitucional volvió a echar abajo el decreto.
El Comité de Operaciones de Emergencia, que buscaba restricción y toques de queda por 30 días, se ha debido conformar con contener la vuelta a clases en las ocho provincias críticas y prolongar el teletrabajo en el sector público hasta el 26 de abril.
Guayaquil dio su respuesta. Quito vuelve a sus ciclos de restricciones vehiculares por placas y el Alcalde exhorta a los habitantes a confinarse de modo voluntario, para evitar contagios. Otros municipios sesionan en busca de soluciones eficaces.
La vacunación avanza lenta y con problemas: cambios de ministros, un débil sistema de Salud Pública y altibajos en el plan. Las vacunas son de tres procedencias y cada una plantea distintos retos en su manejo, como por ejemplo la cadena de frío. El Estado sigue en constante prueba.