Fue un largo proceso que culminó con los acuerdos para que cinco empresas petroleras que tienen en su mayoría un componente de recursos estatales de otros países cambiaran su modalidad.
Los contratos de participación mutaron ahora en contratos de prestación de servicios. Para cada caso particular, en atención a las dificultades técnico operativas, a la calidad del crudo y a los volúmenes de reservas, se negociaron condiciones distintas.
La empresa chilena Enap, los grupos de capitales plenamente estatales de la China Popular, Andes y Petroriental, la italiana Agip y hasta la española Repsol arribaron a acuerdos. Días atrás los conglomerados petroleros chinos hicieron saber su descontento sobre las condiciones de la renegociación, pero finalmente establecieron un acuerdo.
Asimismo la discusión con la empresa española Repsol mostraba diferencias zanjadas después de la visita de la Canciller del Gobierno español la semana pasada, y ciertos documentos habilitantes para la firma del contrato no llegaron a la hora del anuncio de los acuerdos el martes de esta semana.
El Ministerio de Recursos Naturales No Renovables estimó que con las nuevas condiciones contractuales el Estado ecuatoriano se beneficiará de un crecimiento porcentual significativo y que merece una fórmula de cálculo diferente para cada caso. Ahora la pregunta es el tiempo que tomará el cambio de modalidad hasta perfeccionarse y las responsabilidades del Estado en el nuevo escenario.
Como parte de esta negociación fue fallido el acuerdo con Petrobras, cuyas acciones mayoritarias son del Estado, pero que tiene papeles colocados en la bolsa e inversionistas privados. Queda por establecerse si el fin de los contratos tendría otras implicaciones en las relaciones bilaterales.