El uso y abuso de los medios mal llamados públicos y cuyos contenidos controla el Gobierno, son la herramienta para la propaganda y los ataques sistemáticos a medios de comunicación independientes.
El Universo ya había sufrido, al igual que otros medios y periodistas, insultos y agresiones verbales. Además la empresa, sus directivos y el editor de opinión afrontan una querella por supuesto daño moral en la que el Presidente pretende ser favorecido con USD 80 millones de dólares, por criterios expresados en una columna firmada por su autor.
Para denostar a El Universo ahora el Gobierno decide desempolvar un caso ya resuelto por distintas instancias judiciales y agotado hasta la saciedad. El método de propaganda y comunicación es recurrente en hurgar en el pasado y contar, a su manera, medias verdades. Esa fijación por apropiarse de la historia y satanizarla no es sana y a nada conduce.
El mensaje de las urnas que muestra a una parte del país preocupada por el control de los contenidos de los medios de comunicación parece no haber sido asimilado con claridad por el Régimen. Cuando se deben discutir en instancias legislativas temas de principios y de respeto al marco jurídico internacional en materia de libertad de expresión, el Gobierno incendia la pradera.
Organismos como Fundamedios en el país, así como varios entes públicos y privados internacionales, miran con mucha preocupación al Ecuador; la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA está vigilante.
Es absurdo crispar a la opinión pública con ataques que no buscan sino reafirmar la teoría de la búsqueda de un enemigo que en democracia nunca será la prensa libre, crítica del poder y defensora de las libertades.