Después de múltiples anuncios, proyectos fallidos y trazados distintos, el Municipio decidió construir una ruta que una al norte de Quito con Tababela, donde está el nuevo aeropuerto.
Por ahora el proyecto está semiparalizado y se espera que la semana entrante se concrete la firma que permita la renegociación con el banco que financia la construcción de la nueva terminal.
Pero para el inmenso flujo vehicular que supone un aeropuerto, y que contempla tráfico pesado de camiones, autobuses y transporte liviano, la vía que une a Quito con los valles y la zona de Tababela, hacia el oriente del río Chiche, no podría soportar la nueva carga de automotores.
Hoy es una vía de alta congestión que tiene un intenso tráfico y que requiere ser ampliada para los usos que la terminal aérea demanda.
En principio se había establecido cuatro trazados con distintas vías que unan a Quito con la nueva zona de operación aérea. La primera era la ampliación de la carretera existente entre Quito, Cumbayá, Tumbaco y que atraviesa el puente metálico del Chiche. Se había planificado un trazado por el sur y otro por el norte, a la altura de Oyacoto, cerca del que ahora se anuncia, pero ese era el último de los proyectos a ejecutarse en el tiempo de acuerdo con los estudios. Se había priorizado la ruta Gualo-Puembo que fue desechada por las difíciles condiciones de ingeniería, pese a que existía ya un préstamo de la CAF.
La vía (Collas-Guayllabamba) costará USD 50 millones y estará lista en 14 meses. Es una buena noticia. Sin embargo, no puede ser la única porque desplazarse desde el centro y sur de Quito sería imposible. El nuevo aeropuerto no puede empezar a operar sin, al menos, una ruta construida y otras en marcha.