En medio de una presión política sin precedentes desde el poder político, la Segunda Sala Penal de la Corte Nacional de Justicia finalmente no se instaló en audiencia de casación en el polémico caso de diario El Universo.
Uno de los jueces presentó un certificado que acreditaba un quebranto de salud. La Sala no conoció el trámite y ahora corresponderá a los nuevos jueces, que inician sus tareas mañana, recibir el caso, estudiarlo con el detenimiento que una situación tan delicada merece y pronunciarse sobre la pertinencia del recurso planteado. La demanda del ciudadano Rafael Correa constituye un emblemático episodio por el riesgo que significa para la vigencia de la libertad de expresión, que ha sufrido ataques constantes durante los cinco años de Gobierno.
Rodeado de sus abogados, acompañado de varios ministros de Estado y con arengas y roces injustificables en las afueras de la Corte, el Presidente criticó al juez que alegó enfermedad. Uno de los ministros usó un tono deplorable para acusar de chifladura e intentos desestabilizadores a los directivos de El Universo.
Es increíble que los ministros de Estado en un mal entendido espíritu de cuerpo empleen las horas hábiles de sus delicadas tareas para acompañar al Presidente a los trámites judiciales que, por su propia voluntad y a título personal, ha instaurado. Ya ocurrió durante las audiencias que antecedieron al fallo de los USD 40 millones de indemnización, ya sucedió en un juicio que siguió el Secretario de la Administración a una ex funcionaria.
La nueva Corte debe estudiar el tema con detenimiento. Las presunciones de sus nexos con el poder de turno estarán puestas a prueba. Será una oportunidad brillante para demostrar su independencia.