El Premio Nobel de la Paz 2010 no se pudo enterar de la designación del Comité noruego sino hasta la visita sabatina de su esposa. En la cárcel, donde está recluido por pedir la democratización en su país, no hay periódicos. Tampoco está claro que en la República Popular China la noticia haya sido divulgada por los medios controlados por el poder de un partido único (el Partido Comunista) que protestó con energía ante la noticia que corrió por el mundo libre.
Liu Xiaobo ( 54 años) lucha por democratizar a China. Es un profesor de filosofía que participó en 1989 en la plaza de Tiananmen, de Pekín, en una protesta que estremeció al mundo y causó centenas de muertos y miles de heridos. Entonces fue encarcelado, luego enviado a un campo de reducción. En diciembre fue condenado a 11 años de reclusión, condena que cumple en la cárcel de Jinzhou. Su esposa, la poetisa Liu Xia, tiene arresto domiciliario y sufre censura a sus llamadas telefónicas.
China había advertido con romper relaciones con Noruega si otorgaban el Nobel a Liu Xiaobo y reaccionó duramente ante la noticia del alto galardón.
El mundo mira con una mezcla de admiración y expectativa el rápido crecimiento que proyecta a China en el mapa mundial, como una gran potencia de nuestro tiempo. Contradicciones como la presente, entre la expansión y apertura de su economía por un lado, y la represión, la falta de libertades políticas y las severas denuncias sobre la situación de derechos humanos por otro, son parte de este país de indudable influencia universal. Los ecos del crecimiento chino se expresan en inversiones y empréstitos que incluso se acuerdan con el Gobierno del Ecuador.
En el mundo libre se espera que el Nobel de la Paz abra la puerta de China Popular hacia la libertad y la democracia.