NO HAY MÁS CASINOS

Durante la semana los casinos fueron noticia en el país. Anoche cerraron sus actividades de modo definitivo, para dar cumplimento al resultado de la Consulta del 7 de mayo. Temas tan diversos como la reorganización de la justicia con tutela del Ejecutivo, asuntos relativos a los medios de comunicación, la muerte de los toros en las corridas y la prohibición de los juegos de azar, llegaron a las urnas en una Consulta donde la propaganda oficial inundó al país hace casi un año.

Hubo cuestionamientos a la definición de votos válidos y su contabilización para determinar el resultado, pero al final el Régimen refrendó con el voto popular sus propuestas en la mayoría de las preguntas.

Hay todo un debate ético que ronda al tema de los casinos. La tesis oficial es que hay que combatir la ludopatía como un mal social y muchos son partidarios de medidas restrictivas como la impuesta. Otras tesis sostienen que se coarta la libertad de elegir de los individuos y eso no cabe. Más allá está el drama social de las familias que dependen de los ingresos de los empleados y trabajadores de las salas de juego, a quienes se debe pagar indemnización por su plaza de empleo perdida y se ha prometido ayuda para la reinserción laboral, algo que no es fácil en todos los casos. El problema humano es parte importante de este nuevo momento. Existe la posibilidad de que la prohibición aliente la instalación clandestina de salas de juego que la persecución oficial no suele abolir.

El juego clandestino puede volverse un problema más para las ya atareadas autoridades policiales, inmersas en la lucha contra la inseguridad, el narcotráfico y el crimen organizado, algo que debió tomarse en cuenta antes de someter una pregunta polémica a dictamen de las urnas.

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