La nueva crisis carcelaria suma 22 muertos a aquellos que fueron victimados a principios de año. La acción inmediata fue la declaratoria de emergencia a cargo del Presidente.
Este año es el más nefasto para la triste y sórdida historia de los centros penitenciarios ecuatorianos. A la acción del estado de emergencia le siguieron los anuncios: nombramiento del coronel Fausto Cobo, como director de Rehabilitación; rodear el perímetro de los centros carcelarios en emergencia con soldados y fortalecer el control policial.
Ahora habrá que ver qué plan estratégico diseña el nuevo Director de Rehabilitación, un militar en servicio pasivo dedicado a la política estos años en la militancia de Creo.
Las medidas son importantes pero no son nuevas. En las dos crisis carcelarias anteriores, aun cuando los motines tuvieron signos de coordinación en varios centros a nivel nacional, se tomaron acciones parecidas sin resultados estructurales.
Pasó el tiempo y la renovación del documento constitucional cumplió su ciclo. Los militares se retiraron del perímetro carcelario. Todo volvió a la desesperante ‘normalidad’. Esa ‘normalidad’ está signada ‘de cuando en cuando’ por los controles de armas, teléfonos y venta de artículos prohibidos dentro de los centros de rehabilitación; requisas y vuelta a empezar, hasta que los reclusos se llenen otra vez de objetos sobre los que nadie responde ni nadie sabe cómo se filtraron en las cárceles.
Hay un telón de fondo que el país conoce y la autoridad está llamada a afrontar: la guerra interna de los carteles transnacionales de la droga, que operan desde las cárceles comandando secuestros, muertes y disputándose territorios.
Para ir a la vertiente del problema se requiere de políticas de Estado y cooperación internacional en serio.
La muerte de unos criminales en prisión a manos de otros es apenas un síntoma del contagio de una enfermedad grave que empieza a afectar a la economía, al orden público y a la salud de millones de personas. Su combate requiere de algo más que un efectivo y puntual control carcelario.