Lenín Moreno se posesionará el miércoles como nuevo Presidente. Él tendrá la difícil tarea de asumir una economía con problemas en un nuevo momento político.
Ni bien emprendió su campaña al cobijo de Alianza País, la fuerza que lidera Rafael Correa y de quien fue su vicepresidente por seis años, Lenín Moreno, prometió cambiar de estilo. El Ecuador le toma la palabra.
A falta del anuncio oficial de la conformación de su gabinete -a saber, con gente nueva y muchos ex funcionarios de esta década o militantes de Alianza País- la impronta que marque desde el primer día será crucial. Moreno mantuvo varias reuniones con mensaje. Lo hizo con un grupo de empresarios, que deberá ampliarse, y prometió una mano tendida.
Algo distinto a años de citas e incomprensiones que dejaron señales confusas. La reunión con embajadores fue otro mensaje clave a la comunidad mundial, empañado por las acciones de la Asamblea y el Régimen salientes por la denuncia de los Tratados Bilaterales de Inversión.
La cita con la Iglesia estuvo marcada por el buen talante, luego de palabras altisonantes emitidas desde el poder. Otro momento decidor fue el encuentro con la cúpula militar. Pero al cierre del mandato vigente se toma otra acción en el polémico tema de Los Samanes y se expropia. La reunión con representantes de la banca parece clave, en la medida en que se busca despejar dudas frente al sistema monetario.