¿Un mega Niño?

La comunidad científica del continente habla del riesgo cada vez mayor de un fenómeno del Niño particularmente fuerte, aún más que aquellos de 1997 y 1998.

Los datos situarían en junio las primeras manifestaciones físicas, toda vez que las mediciones entregan esos indicios.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha ido modificando el porcentaje de probabilidades de que esos pronósticos se cumplan. Los datos, que empezaron en un 50%, estiman entre el 60 y el 70% la posibilidad de un fenómeno particularmente hostil.

Ecuador ha vivido características extrañas en este invierno. Sequías prolongadas en unas provincias, aguaceros fuertes en otras y una situación que afecta cultivos, poblaciones y destruye la infraestructura.

Las carreteras de las cejas de montaña son especialmente vulnerables y los pasos entre la Sierra y la Costa se han visto interrumpidos en innumerables ocasiones.

Todas estas alertas vale glosarlas con el fin de tomar las precauciones en materia de prevención de riesgos. El país cuenta con un ente burocrático, con instancias ejecutivas y personal suficiente para activarlo en caso de necesidad urgente.

Con las experiencias de los años 97-98 o de los años 82-83, la eventualidad de un fenómeno extendido e intenso hace indispensable prepararse, ahorrar recursos y plantear preguntas sobre este posible mega Niño y su conexión o no con el calentamiento global, cuyo nexo desestiman algunos entendidos.

Estamos a tiempo, preparémonos.

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