MASIVA PROTESTA EN BRASIL

Las protestas en Brasil, motivadas por el alza de unos centavos en el costo del pasaje de los autobuses en las inmensas urbes de São Paulo y Río de Janeiro, dispararon la preocupación social. Ello refleja que el estado de las cosas para la mayoría de ciudadanos que se movilizan en trasporte público es de alta sensibilidad.

Sin embargo, esas manifestaciones autoconvocadas por los miles de personas que tienen acceso a las redes sociales y mensajes de texto en los teléfonos celulares, se refieren a problemas que van mucho más allá del alza de los pasajes y que se esconden en las desigualdades, la miseria del Brasil profundo, y la contradicción intrínseca que supone un país catalogado como potencia emergente pero que no resuelve la inequidad.

Otro tema que cabe señalar es que atrás de esa protesta está la clase media empobrecida que juega un papel fundamental. No se trata de un movimiento político en ciernes -al menos eso no se ve todavía- ni de una muchedumbre rebelada para desestabilizar al poder.

Empero la Presidenta, que viene de una izquierda gobernante por tres períodos, supo ser sensible y dar marcha atrás en materia del alza de pasajes. La medida no detuvo las manifestaciones y los niveles de violencia expresados en Brasilia y otras ciudades subieron de tono.

La voz dispersa de la gente en la calle tiene un mensaje para el poder que deberá interpretarlo con lucidez.

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