Luego de varios días de tratativas en las comisiones sectoriales, llegó la noticia del alza del salario básico: USD 366 para el año 2016.
El ajuste apenas equivale a una indexación por la cifra oficial de la inflación: 3.39%. Es un alza magra en tiempos de contracción económica.
Las primeras reacciones de los dirigentes sindicales fueron de palabras duras y acres contra el Gobierno. Los líderes sindicales críticos con el Régimen sostienen que la canasta básica no se puede cubrir con un aumento tan pequeño.
Pero toda esta alza mínima se inscribe en el contexto de una economía agostada por un año de caída de precios internacionales del petróleo y por un dólar fuerte que resta competividad. Pero varios analistas insisten en que la clave ha estado en el dispendio, el abultado presupuesto de años pasados y la falta de una conciencia de ahorro en tiempos de bonanza para épocas de vacas flacas.
La rebaja de 18% al Presupuesto para el 2016 es una señal de los momentos difíciles que se avecinan en el país. Los recortes en gastos de inversiones fueron los primeros, y los apremios para cumplir compromisos no significaron despidos en el sector de la burocracia.
Los ministerios siguen siendo muchos e inflados. El crecimiento de la influencia estatal desde el 2007 ya no da más. Ahora viene el pragmatismo: adelantar contratos de servicios en campos petroleros y buscar más fuentes alternas de financiamiento para capear el temporal.
El sector privado tiene su propio reto: hay que proteger el empleo.