Una lucha de ideas

La bandera de partida de la campaña electoral de segunda vuelta empezaba a agitarse la misma noche de las elecciones.

La demora en los conteos oficiales hasta los últimos votos registrados elevó el nivel de tensión a tonos desconocidos antes.

Todo tiene explicación. Nunca antes las posibilidades de que haya o no segunda vuelta dependían de porcentajes tan estrechos. El nuevo sistema electoral potencia los votos de quienes van adelante en función de los nulos y blancos.

La sola expectativa de un triunfador con el 40% de los sufragios -si supera con al menos diez puntos a su inmediato seguidor- y los votos obtenidos por uno y otro contendiente finalista, sembraron inquietud y tensión.

El desarrollo de la campaña, luego de diez años del Gobierno de AP, ha llevado la polarización de los discursos y las tesis. Se sostiene que está en juego la revolución y la democracia. El Estado y el mercado. La libertad y el autoritarismo. El continuismo y la alternancia.

Luego de la primera vuelta vendrán las definiciones de las distintas fuerzas políticas que se alinean o toman distancia, según sus esquemas ideológicos.

Frente a los grandes retos que tendrán el Ejecutivo y la Legislatura en materia económica, política y social, estas primeras horas de discursos y tono elevado no conducen al debate de ideas, de tesis, de programas que una democracia seria exige.

Hagamos votos porque se afronte la justa con madurez, paz y sensatez. Solo así ganamos todos.

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