La Constitución recoge como atribución y deber del Presidente de la República, definir la política exterior del país.
Ecuador ha tenido por tradición una política exterior abierta, que demanda el respeto a su soberanía y a su particular visión del mundo, pero a la vez se compromete con los valores humanos universales cuyos principios alientan a otros pueblos y a sus gobiernos.
La política exterior la dirige el Presidente, de acuerdo al artículo 147, numeral 10 de la carta constitucional. Esa política exterior, conforme a la misma Constitución en su artículo 416, manda que las relaciones internacionales se guíen en varios principios, entre los que se condena la injerencia en asuntos internos de los Estados pero se hace énfasis en el respeto a los derechos humanos y el derecho a la resistencia y la eliminación de toda forma de opresión.
Conforme a esos principios, el Ecuador es signatario de la Carta Universal de los Derechos Humanos, integra la OEA, reafirma su Carta Democrática y adscribe a foros de discusión regionales, orgánicos no partidistas.
El Presidente ha acudido, por intermedio de su canciller, a Naciones Unidas por ayuda en la lucha contra la corrupción que asumió como propia.
En pro de la paz se apoyó el proceso entre el Gobierno y las FARC y se acompaña los diálogos con la guerrilla del ELN, sin perder neutralidad.
Por la libertad y la democracia se espera una posición clara por el fin de la violencia y la represión en Venezuela.