El día universal de la libertad de prensa, extendida a la libertad de expresión, toma al Ecuador en medio de tensas situaciones sobrevenidas por los continuos ataques y descalificaciones del poder político contra la prensa.
Hay que valorar que este ejercicio no concierne ni a los periodistas ni a los medios. No, es un derecho de la sociedad toda. Las personas expresan su pensamiento, opiniones, puntos de vista e inquietudes y las dan a conocer a los grandes conglomerados humanos por intermedio de los medios de comunicación: la radio, la prensa, la televisión, la Internet y, ahora, las redes sociales.
Solo en ese momento los medios y los periodistas se vuelven elementos indispensables para su pleno ejercicio. Interlocutores de la sociedad toda y de todas las corrientes políticas e ideológicas, su labor de expandir ideas tiene sentido. Si su tarea se coarta o limita, ese sentido de libertad en plenitud se mutila o peligra.
El Gobierno ecuatoriano se ha planteado el tema como una guerra planetaria. El Presidente piensa que los medios independientes y privados solamente expresan intereses, olvidando o minimizando su tarea fundamental como motor activo de una sociedad plural y democrática.
Los foros internacionales y los libre-pensadores del mundo divulgan su preocupación, que no podrá doblegar ninguna campaña de propaganda y desprestigio forjada desde el poder político.