Hoy se celebra el Día universal de la libertad de expresión. A casi un año del mandato de Lenin Moreno, hay cambios.
Esos cambios se experimentan en la actitud que emana desde el Poder Ejecutivo que, evidentemente, denota un buen talante y una actitud respetuosa ante el trabajo de la prensa, los medios y las opiniones críticas. Se acabaron los insultos, no hay cadenas infamantes ordenadas desde el Ejecutivo ni demandas absurdas aupadas desde el poder, como sucedió durante la década del Gobierno pasado, donde la descalificación y la persecución al periodismo y a los actores sociales que no se lineaban ni agachaban la cabeza fue la marca.
Esta, vez, y llama la atención, en las calles de Guayaquil desfilaron la Vicepresidenta y el mismo Ministro de Trabajo con la Central Única de Trabajadores ( CUT), entidad nacida al calor del Régimen anterior con el fin de partir al sindicalismo tradicional y crítico.
Los portavoces de las distintas carteras a menudo dan la cara y exponen su versión de los hechos, aunque todavía algunos conservan la inercia del pasado reciente y no acuden a entrevistas o dilatan sin más su comparecencia.
Más allá de estos cambios tan innegables como saludables, hace falta avanzar. Estamos por arribar al 24 de mayo, un año de Gobierno, y todavía está vigente la Ley de Comunicación.
Aquella calificada de Ley Mordaza que fue concebida para amenazar, multar y acallar la voz del periodismo es una cuenta pendiente que hay que saldar.