Tras varias dilatorias, llegó el proyecto urgente con el plan económico del Gobierno.
Un año después de asumir el mandato, una vez que se cambiaron dos ministros de Finanzas y después de haber hecho un primer intento de plan de reactivación, Lenín Moreno llegó ante la Asamblea con un documento cuyo solo nombre encierra la complejidad de la reforma y lo basto de su alcance.
El proyecto se dirige a fomentar la productividad, atraer inversiones, generar empleo y buscar equilibrio fiscal.
El eje en el que más se enfatiza es el tributario. Exenciones para inversiones de pequeñas y medianas empresas, exoneración para nuevas inversiones -en Quito y Guayaquil, por 8 años, y de más plazo en el resto del país, con especial atención en las zonas fronterizas-, eliminación del anticipo al impuesto a la renta según la economía lo permita.
Como lo advirtió el ministro de Finanzas, Richard Martínez, es un ajuste gradual, y se espera reducir el gasto público en forma paulatina. El efecto del nombramiento de nuevas autoridades se sintió en la baja del Riesgo País.
El ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana, expresa que el asunto arancelario está pendiente. En esa línea, los acuerdos por firmarse con varios países y las tratativas paras el fomento comercial con Estados Unidos serán otros de los aspectos cruciales.
Y otra clave: deuda externa y déficit, que hay que enfrentar urgentemente y con la debida transparencia, incluyendo la oferta de reducir el gasto público.