La crisis de la basura

El fin de año, los colectores de basura de una parte importante de Quito colapsaron. La fetidez y la suciedad imperaron.

Esta crisis de la basura se ha intentado conjurar con una ‘crisis de gabinete’ del ejecutivo de la ciudad capital.

Pero cambiar de nombres -y no evaluamos los resultados de cada una de las gerencias de las empresas municipales, por ahora- no siempre soluciona los problemas de fondo.

La crisis mostró la acumulación de desechos alrededor de los contenedores; se empezó a buscar a los responsables y las causas de la acumulación.

El Alcalde explicó que los restos de los muñecos de ‘años viejos’, que no pudieron ser quemados en la noche del 31 de diciembre, provocaron un acumulación inusual de material sobrante. En diciembre, en general, hay más producción de desechos en la ciudad, lo cual obliga a planificar adecuadamente.

Pero si esa gota, acaso, derramó el vaso, se destaparon problemas represados por años. Desde hace un tiempo, los camiones que alzan los contenedores no funcionan bien y sus daños han acumulado bajas en dicho parque automotor, lo cual recarga de trabajo a los vehículos que siguen operando.

Sabemos además que la operación de recolección concentrada en una empresa municipal vuelve a plantear la eficacia y eficiencia de un servicio público de baja calidad.

Ni la salud de la gente ni el ornato de la ciudad deben sufrir por negligencia o inoperancia. Es inaceptable.

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