Como en los tiempos de ‘La Cortina de Hierro’, el emblema de la juventud y los estudiantes volvió a agitarse en Quito, como si nada hubiera cambiado. Como en Praga, Moscú o La Habana, ahora las instalaciones del viejo aeropuerto dieron cabida a las viejas ideas en viejos discursos, solo que camuflados con ropaje a la moda y con tecnología de última generación.
Como para no olvidar ni uno solo de los anacrónicos episodios, el rechazo a Estados Unidos hizo carne en la Tribuna Antiimperialista. Es como si esa juventud con ideas viejas desconociera que en el siglo XX y avanzado el XXI no hubiese habido ni otras potencias ni otros imperios que no sean los de Occidente.
Este era el XVIII Festival de la Juventud y los Estudiantes. Solo que ahora los mitos y las utopías se derrumbaron con la Perestroika, que dio paso a nuevos ‘zares’ y a la caída del Muro de Berlín.
Las críticas no fueron solo contra Estados Unidos sino contra otros países capitalistas que mantienen relaciones con Ecuador. Los símbolos, los mismos: los rostros del Che y Fidel. Las figuras, otras, como el ‘Balserito’ Elián González, ya crecido y con su propio horizonte político. Los enemigos, también los mismos. Y los responsables del fracaso del modelo socialista, que se derrumbó, no fueron mentados .
La reunión halló escenario para denostar a la empresa Chevron por todos los daños ambientales que causó, pero muy pocos se acordaron del intenso debate por el Yasuní.