La semana que concluye trajo la noticia del incremento de las precipitaciones, con mayor fuerza que las de los registros históricos habituales.
Llegó el invierno (como en nuestro país llamamos a la estación lluviosa) y se pronostica que se quedará por un tiempo. Al menos hasta abril o mayo. Es necesario prepararse.
Los datos de centros de investigación del clima dicen que en esta ocasión ha llovido con más fuerza. Hay quienes lo atribuyen al Fenómeno de El Niño y estudios continentales sostienen que el rigor puede perdurar. La temperatura del agua ha subido un grado y no olvidemos que ya tuvimos aguajes fuertes hacia fin de año.
En Quito se pasó de un extremo a otro. Desde altas temperaturas hasta tormentas y frío, a causa del exceso de humedad. Varias provincias de la Sierra soportan el efecto de los aguaceros, y en la zona Oriental también se reportan estragos.
Pero la Costa es la región más vulnerable del país. Esmeraldas, Manabí, Los Ríos y Guayas ya han experimentado el azote de la lluvia. Allí se contabilizan 12 muertos, 159 evacuados y 1147 afectados. Además se reportan 180 casas deterioradas y 483 hectáreas de cultivos anegadas por inundaciones y desbordamientos.
La autoridad se prepara pese a que el presupuesto para los Fondos Rotativos de Emergencias es de USD 300 000, a escala nacional, y de apenas USD 15 000 en los Gobiernos Autónomos Descentralizados. Magro.
Los vecinos de las zonas vulnerables (hay más de una veintena en sitios urbanos de las provincias costeras mencionadas) ya saben lo que tienen que hacer, conocen las zonas seguras en prevención de que las aguas suban y las correntadas amenacen. Además, preparan sus mochilas de emergencia. Allí la acción oficial y de las autoridades seccionales es tan importante como los liderazgos y organización comunitarios en momentos críticos.
Otro aspecto importante es el de las carreteras. Ya se han producido deslaves en zonas de ceja de montaña o en la propia Esmeraldas. Tener listas las brigadas de emergencia y conducir consumo cuidado es clave.