La calurosa tarde del domingo correspondía más a una postal propia del verano que a sus postrimerías y al inicio del invierno anticipado que ya tuvimos. Por eso fue sorpresiva la visión de espesas columnas de humo desde varios puntos de la ciudad. Las miradas apuntaban al Parque Metropolitano, un pulmón verde de conservación natural y esparcimiento en el norte de Quito.
La rápida movilización de los bomberos empezó temprano. La labor no se detuvo en la noche, ni siquiera a la madrugada ni a la mañana siguiente. El incendio apenas fue controlado, con gran esfuerzo, en la tarde de ayer.
Las primeras informaciones llegan a una conclusión penosa. Los incendios en un área circundante fueron causados por la mano del hombre. Los bomberos hallaron evidencia física y la autoridad criticó el acto delincuencial. Ya en la dura temporada veraniega del año pasado se hallaron responsables que pagan su culpa tras las rejas. En esta ocasión la ciudadanía debe exigir una investigación exhaustiva que llegue al fondo de las cosas. Los culpables deben ser castigados con todo el rigor de la Ley.
Mientras la investigación avanza, se espera que la labor de rescatistas continúe. En estos días se hace la dura evaluación de las pérdidas de animales y plantas, vidas insustituibles. Vale la ocasión para formular un agradecimiento desde la colectividad a los cuerpos de bomberos y rescatistas, siempre listos a cumplir con su valiosa tarea.