IMPUESTOS: TITUBEOS Y DISCURSO VERDE

Todavía no se entiende cómo una economía que depende de los abundantes recursos provenientes del alto precio del petróleo, exija de modo voraz más impuestos.

A principios de año ya se habló de la urgencia de captar USD 400 millones de los bolsillos de los ecuatorianos. Muchos se preguntan si hace falta liquidez. Además, se proyectan nuevos empréstitos por USD 2 000 millones con la China, con altos intereses.

Los impuestos tuvieron como tramoya el discurso de las motivaciones ecológicas. Algunos técnicos han dicho, por ejemplo, que es absurdo castigar con tributos a los autos que menos contaminan. Si se quiere cuidar el consumo de combustibles debería eliminarse este subsidio.

En torno al tema de los plásticos, hubo contradicciones oficiales - ya cosa normal entre tanto alto funcionario de la maquinaria gubernamental-. Pero la disputa por el tema de los recipientes plásticos ya rayó en lo hilarante. A través del Twitter llegaron los dichos y las disculpas.

Castigar el consumo de energía, cuando se ha mantenido una economía subsidiada, puede ser otro error.

Extraer recursos de la gente afecta a la dinámica económica. Cobrar bien los impuestos a los sectores que tienen abundancia de recursos no parece descabellado, pero impactar con tributos a la clase media, que se mueve en una atmósfera formal, contribuye al Fisco y agilita el movimiento de circulante, puede afectar de forma muy severa a la economía.

Más impuestos ahogan la ya limitada capacidad de inversión productiva, y los recursos que procuran el consumo que genera plazas de trabajo. Mejor sería aplicar austeridad fiscal y eficiencia en el gasto público.

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