El Gobierno limitó las importaciones de 80 ítems hasta el 2014. La medida, que busca cuidar las divisas, tiene empero sus impactos evidentes en distintos sectores que van desde la posible estimulación del contrabando hasta la disminución de empleos y el cierre de locales comerciales.
Veamos el sector automotor. Se estima que en 2012 se venderán 17 000 vehículos menos que en 2011.
Los importadores que tienen grandes inventarios y algunos que adelantaron sus pedidos con cupos del próximo año solamente postergan el problema. Sin embargo, hay otros actores que se ven obligados a la reducción de personal. Importar menos CKD para el montaje de la industria automotriz afecta al empleo, tanto como la disminución del personal de ventas. 1400 plazas de trabajo peligran.
Para los teléfonos celulares el problema está en el alza de precios, el incremento de los seguros, ya que se podría multiplicar el robo de aparatos y el riesgo del contrabando con el consabido perjuicio al Fisco, más allá del cierre de locales, si el comercio no se mueve lo suficiente.
En el ámbito de los electrodomésticos ya se experimenta un alza, especialmente en los equipos más sofisticados.
También, el fantasma del contrabando está en la mente de los comerciantes.
Para el rubro de los licores el incremento de precios es exorbitante. Otra vez hay riesgo de consumo de productos de contrabando, algo difícil de controlar. La venta legal ya ha caído en las provincias fronterizas y ese es un signo preocupante. Pero el licor de contrabando y la eventual falsificación entrañan un terrible riesgo de salud pública que cabe tomar en cuenta.
La medida instalada hasta el 2014 está vigente. El Gobierno debe medir sus impactos.