LAS GUERRILLAS DEL SIGLO XXI

El trueno anuncia otra tormenta. El gobierno de Hugo Chávez desata otra ofensiva en su desesperado intento por controlar una situación política que parece irse de las manos.

Guerrerista, como ha sido su lenguaje discursivo en los largos 11 años de Gobierno, como el tono beligerante y populista de sus arengas, autoritario y nada tolerante con un ejercicio indispensable para la plena vigencia de la democracia, como es el de la prensa libre, ahora inventa el “Trueno Comunicacional”.

Se adoctrina a estudiantes adolescentes en un plan que busca invadir las calles, pintar grafitis, embadurnar paredes, sonar altavoces para que retumbe la verdad oficial.

Es la única verdad posible para el Gobierno que ha implantado en estos 11 años de camisas verdes y rojas; de milicias que recuerdan los tiempos de la China de Mao; de brigadistas que refuercen desde la doctrina ideológica de una revolución con pensamiento único lo que las fuerzas de choque hacen en los barrios o las brigadas bolivarianas armadas intentan imponer.

Es un sistema de pensamiento único donde el disidente es un apestado y la voz crítica es acallada, como ha ocurrido con los cierres de medios de oposición donde la verdad oficial tiene cada vez más control. Sostienen que los “guerrilleros” informarán “de forma veraz y oportuna”. Es la obsesión de las dictaduras y gobiernos totalitarios. Creen que su versión es la única válida.

Mientras tanto, el chavecismo ya controla seis canales de televisión, dos circuitos de radio nacional, una imprenta, 600 radios y 72 canales comunitarios.

Las guerrillas comunicacionales, como los CDR, son otro brazo armado. La única voz que en tiempos de la revolución bolivariana se quiere implantar.

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