El sepelio del equipo periodístico de Diario EL COMERCIO, luego de ceremonias religiosas, funerales y homenajes, cierra un ciclo de uno de los episodios más tristes que le haya tocado vivir a esta casa editorial en su centenaria historia.
Durante tres meses, la incertidumbre por su secuestro, el dolor por la confirmación de su muerte y el alivio por la recuperación de los cuerpos tuvo en vilo a sus familiares, a los compañeros de la redacción y la empresa, a los colegas de oficio, a los medios y a la sociedad civilizada y democrática.
Javier, Paúl y Efraín estarán siempre presentes en nuestra tarea cotidiana y su ejemplo será guía en este oficio de relevancia para la sociedad.
El cierre del episodio inspira el agradecimiento frente a las inmensas muestras de solidaridad de la sociedad, de las autoridades, de los gremios y colegas de Ecuador y el mundo, de las palabras de consuelo de Su Santidad, el papa Francisco. No las olvidaremos jamás.
De la homilía del Presidente de la Conferencia Episcopal, extraemos el sentido de una justicia cobijada en la paz y la equidad, así como el valor de la misión de los periodistas.
En lo que viene, no solo queda honrar su memoria con un trabajo de excelencia sino pedir una investigación profunda, la captura de los asesinos y el conocimiento de la verdad.
Reiteramos nuestro afecto y condolencias para las familias, junto al imperecedero agradecimiento al Ecuador de paz, que nunca se cansa.