Una nueva colocación de bonos en el mercado internacional es parte de la estrategia gubernamental para reducir la presión en la caja fiscal.
La operación, que generó ingresos por USD 1 125 millones, a 10 años plazo y al 9,05% de interés, intenta generar cierto alivio frente a obligaciones cercanas. En el año 2020 el Ecuador debe pagar los vencimientos de los bonos que vencen en marzo.
El total de esas obligaciones alcanza USD 1 500 millones y los recursos de la reciente colocación servirán para recomprar parte de esa deuda.
Pero no se trata de una medida aislada, ya que se trabaja en otros frentes para conseguir financiamiento.
El anuncio de obtener recursos de Petrotailandia, sin comprometer más petróleo a cambio -ha dicho el ministro del ramo- es parte del plan.
Los dineros de la colocación de bonos, la operación con Petrotailandia y los créditos comprometidos por la comunidad internacional luego del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional componen este todo.
Hace falta avanzar en otros aspectos cruciales. Uno de ellos es seguir buscando re perfilar deudas. Los empréstitos chinos, con plazos cortos y tasas altas en relación con aquellos intereses de los multilaterales, por ejemplo, serían otro paso adecuado.
Pero la reciente colocación de bonos, que es positiva, debe inscribirse en una política más amplia.
La reforma laboral -sea flexibilización o búsqueda de más plazas de empleo – luce indispensable.
Lo mismo ocurre con el compromiso de seguir estimulando la inversión privada y disminuyendo el peso del Estado en la economía.
Falta seguir a paso firme en la disminución de la burocracia, pero al mismo tiempo se deben generar plazas de trabajo para que no quede gente en la desocupación.
Con todos estos avances hay otras reformas en carpeta, pero la inopinada inmovilidad de la Asamblea Nacional, donde falla la gestión política y se advierte una pereza en los procesos, atenta contra la buena marcha de estas reformas.
Mientras tanto, la economía no crece y esa es una mala noticia.