El Presidente cumplió 100 días en el poder. El sentido social es el eje de su propuesta, en medio de temas económicos, políticos y jurídicos de alto contenido.
El arranque de su gobierno evidenció la conformación de un gabinete ecléctico con varios personajes que vinieron desde el período anterior y otros tantos técnicos sin esa impronta política.
La constatación de la fábula de la mesa tendida -en realidad, más que una metáfora, una fantasía – hizo aterrizar al Gobierno, que debe plantear acciones.
El llamado al diálogo a amplios sectores es una muestra categórica del espíritu de apertura y sentido democrático ausente en la década pasada.
Por supuesto, faltan concreciones.
La paulatina y creciente aparición de supuestos actos de grave corrupción que empañan a varios altos cargos de la administración anterior, llevó al Presidente a anunciar una cirugía mayor aparejada del pedido de actuar de modo independiente a la justicia, como parece no haber sucedido en el pasado.
Así llegó el cortocircuito con Jorge Glas, la separación de sus funciones y la crisis interna de Alianza País.
Pero luego de unos primeros cien días inéditos en la política ecuatoriana, vendrán tiempos complejos. Para empezar, urgentes acciones económicas con el compromiso responsable e indispensable del ente legislativo.
Llega el tiempo del seguimiento de la acción social ya puesta en marcha, con su respectivo financiamiento. Y vienen los difíciles cambios institucionales.