El estadio Olímpico Atahualpa, un escenario tradicional de los partidos de fútbol en la capital, es ahora laboratorio de una medida que propende a mejorar la calidad y visibilidad para los espectadores.
El acuerdo entre las autoridades del Ministerio del Deporte y la Federación Ecuatoriana de Fútbol, con el consentimiento de la entidad propietaria del estadio, Concentración Deportiva de Pichincha, fue saludado por la prensa especializada y será una prueba para llevarlo a otros escenarios del fútbol en el país.
Al retirarse las mallas y difundirse la idea, el hecho causó expectativa. Los dos partidos que hasta ahora se han jugado han sido un ensayo. El primer encuentro con poquísimo público -de dos clubes con poca hinchada- y el partido de la Copa Libertadores, no tuvieron complicaciones.
Pero el experimento deberá ponerse a prueba en partidos clave, aquellos que la Policía considera de alto riesgo por la popularidad que ostentan, con graderíos colmados, y con ciertos grupos de fanáticos violentos que acompañan a los equipos. En esos partidos el sistema deberá surtir efecto en conjunto, es decir, las medidas de vigilancia junto con las medidas punitivas para quienes alteren el orden. Entonces, se podrá avanzar paulatinamente en otros escenarios.
Si todo funciona, ya no causará envidia ver por televisión partidos en canchas otrora imposibles, como en la Inglaterra de los ‘hooligans’, con los espectadores a pocos metros de la gramilla disfrutando del fútbol.