Los funcionarios deben ser honestos y también parecerlo

La frase del siglo I antes de Cristo: “La mujer del César no solo debe ser honesta sino parecerlo”, calza perfectamente en la actual coyuntura nacional. Por un lado, un informe de Contraloría muestra indicios de posesión de bienes aparentemente no justificados por parte de un general de la Policía en servicio activo y de dos en servicio pasivo. Esto ha puesto de nuevo en el ojo público las palabras del embajador de Estados Unidos en Ecuador, Michael Fitzpatrick, quien en diciembre pasado habló de la existencia de “narcogenerales”.

No se trata de un hecho juzgado pues la información pasará a manos de la Fiscalía para su investigación; además, al menos en un caso se habla de una cifra sin supuesta justificación que no sería exorbitante y que, por lo tanto, podría tener explicación.

Sin embargo, a propósito del tema cabe la reflexión sobre la prolijidad con la que deben manejar sus asuntos financieros los integrantes de las instituciones de la fuerza pública en momentos como los actuales, en los que el país vive el embate del crimen organizado, personificado principalmente en el narcotráfico. Hoy, más que nunca, oficiales y tropa no solo deben ser honestos sino también parecerlo.

Lo mismo aplica para funcionarios de puertos, aeropuertos y aduanas, infraestructuras usadas por los mismos antisociales para enviar su ilícita mercancía al exterior. También para políticos y personas cercanas al poder. Este fin de semana, la directora del Servicio Nacional de Aduanas reveló a Ecuavisa que sentía presiones políticas para que escáneres de alta tecnología no sean instalados en el país, lo que evidentemente dificultaría la labor de las mafias. Nuevamente, todos los involucrados no solo deben ser honestos, sino además parecerlo.

Y lo mismo aplica para quienes pretenden terciar en los comicios seccionales de febrero del próximo año; en su caso, tanto los bienes que poseen antes de pretender un cargo, el origen del dinero con que realizarán las campañas, así como las posesiones con que terminen quienes resulten elegidos no deberán ­dejar ninguna sombra de dudas.

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