La zona es la frontera con Colombia; la provincia, Esmeraldas; el sector, las proximidades de San Lorenzo. Un trabajo de una ONG -la Organización Internacional para las Migraciones- publicado como parte de un reportaje de EL COMERCIO (7 de mayo), explica el reclutamiento forzoso de jóvenes para incorporarse a la guerrilla de las FARC y a otros grupos paramilitares y mafiosos, todos delictivos, relacionados con la violencia, la venta de drogas y la prostitución. Reportes periodísticos que datan de cuatro años atrás ya hablaban de los riesgos de la zona, con el ingrediente de sicariato y préstamos ilegales de dinero.
El muelle de San Lorenzo, a pocas cuadras del destacamento policial, es el lugar de partida de embarcaciones pequeñas que llevan a los cautivos o jóvenes conquistados para actividades delictivas. La selva y los deltas de los ríos dificultan el control. El mencionado informe refiere una complicidad policial.
La gente tiene miedo y prefiere no hablar. En Quito, la autoridad de Garantías Democráticas del Ministerio del Interior dice que se está investigando. Sostiene, empero, que los nexos de las mafias con autoridades son una cosa común en todo el mundo.
Es un hecho inaudito que trae consecuencias humanas nefastas para los jóvenes iniciados tempranamente en actividades delictivas de las que difícilmente saldrán. Su vida corre peligro y la institucionalidad se muestra impotente.