Volver a Mataje y San Lorenzo, en Esmeraldas, fue una experiencia dura para periodistas de EL COMERCIO que viajaron a constatar la situación en esa zona, ahora protegida por las fuerzas de seguridad del Estado.
Mataje hoy luce con menor cantidad de habitantes que antes de los meses turbulentos que antecedieron al secuestro, en marzo, del equipo de este Diario, y su asesinato, en abril.
Desde principios de año se registraron atentados contra el cuartel policial en San Lorenzo y patrullas militares e instalaciones, entre otros; la respuesta de la fuerza pública no se hizo esperar. Las coberturas de este Diario fueron minuciosas. La tarea, como desde hace dos décadas, era contar las historias de vida de la gente en una frontera frágil debido, sobre todo, al narcotráfico.
Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra llegaron el 25 de marzo a San Lorenzo para continuar el trabajo. Con autorización militar entraron el 26 a Mataje y ahí fueron secuestrados poco más tarde. Lo demás es una historia relatada con amplitud por los medios del Ecuador, con un atento seguimiento internacional.
El 13 de abril se confirmó la triste noticia del asesinato, y solo dos meses después los cuerpos de los integrantes del equipo periodístico volvieron a casa para recibir sepultura.
Seis meses después de que se conociera la demoledora noticia, un equipo de EL COMERCIO volvió a la zona. Constató que Mataje es hoy un pueblo silencioso, casi abandonado, con una alta e indispensable vigilancia militar, y que San Lorenzo intenta recuperar la normalidad.
Las Fuerzas Armadas están conscientes de que garantizar la vida y las actividades cotidianas de la población es una tarea prioritaria, así como preservar la soberanía ante las amenazas del crimen organizado que durante la primera parte del año lastimaron al país entero.
Hoy, como antes del horrendo crimen, el país debe continuar siendo informado sobre los avatares de las personas que habitan en esas zonas vulnerables, con el mismo derecho a la paz, a la vida y al trabajo digno que el resto de compatriotas.