El fracaso de la iniciativa Yasuní- ITT
Los ecuatorianos no podemos menos que asumir como una derrota el fracaso de la Iniciativa Yasuní-ITT. La propuesta del presidente Rafael Correa, de dejar el petróleo bajo tierra de la reserva natural de la Amazonía ecuatoriana a cambio de una compensación internacional, despertó un inusitado entusiasmo interno y externo, de personas, organizaciones y países preocupados por la salud del planeta.
Aquello, sin embargo, no se reflejó en el aporte económico, que no alcanzó ni el 1% de la meta planteada, que a la vez correspondía solo 50% de lo que generaría la explotación petrolera. Deben ser varias las razones de la apatía internacional al momento de concretar la ayuda para financiar un proyecto que parecía llamado a convertirse en un modelo de gestión ambiental.
Puede tener razón el Presidente al denunciar que los países más ricos y a la vez los mayores responsables del cambio climático no pudieron o no quisieron comprender la importancia de la propuesta. Pero casa adentro vale también analizar aspectos de seguridad jurídica, y los mensajes varias veces desconcertantes en política exterior, a veces descorteses contra los posibles aportantes.
Más allá del anuncio de protestas, la responsabilidad del manejo ambiental y social del área queda en manos del Gobierno, que justifica la extracción del crudo para resolver la situación de pobreza de los habitantes de la Amazonía. Seguramente los ojos del mundo estarán atentos.