En un año de transición, cuando todavía no se producen las señales que el país y el concierto internacional esperan, el rigor de los compromisos merece atención.
En 2014 se avizoraron tiempos difíciles, cayó el precio del petróleo y a ello se sumó el impacto del terremoto. La contracción económica llegó al país.
El dinero que ingresó a la caja fiscal por la colocación de bonos y la transferencia de recursos del Banco Central dio un respiro temporal a la economía.
Luego de la campaña electoral y con el mapa de un gobierno en formación es importante que la comunidad internacional y los agentes internos reciban muestras que generen confianza y certezas sobre cómo se afrontarán los gastos mensuales, al menos con un horizonte hasta final de año.
El Gobierno se junta con los acreedores, presenta sus planes de financiamiento con nuevas colocaciones de papeles -como ocurrió en la parte final del año 2016-, deuda interna, ventas anticipadas de petróleo, China, etc. Las necesidades de recursos bordean los USD 12 000 millones para este año.
En la campaña los candidatos se comprometieron a revisar el perfil de la deuda, plazos e intereses. Se trata de conseguir mejores condiciones e ir sustituyendo la deuda cara.
Una vez nombrado el nuevo equipo económico del gobierno entrante se espera un planteamiento técnico, coherente y aceptable con los mutilaterales para mantener la economía ordenada y las cuentas claras.